Concéntricos. Nuevos retos, nuevas formas de liderazgo y de generar impacto.

Una vez visto el módulo uno donde situamos a la persona en el centro de todo, y más aún, logramos que ese eje se mueva por motivación intrínseca y por identidad personal con el proyecto, una vez que hemos generado estructuras líquidas, y fomentado la colaboración y el aprendizaje abierto, y una vez que hemos alimentado toda esta estructura efímera desde las conversaciones que nos unen desde lo profundo y no desde la tarea, avanzamos un paso más, estableciendo las condiciones estructurales en las que esa persona, eje de todo el movimiento deberá desempeñarse.

Concéntricos parte de la base de tres conceptos en los que una persona debe moverse dentro de la Organización: responsabilidad, autoridad y libertad creativa.

Responsabilidad porque Concéntricos entrega a cada persona la plena responsabilidad sobre los resultados de su trabajo. Emulando a los autónomos, Concéntricos genera una especie de fórmula híbrida “autónomo-cuenta ajena”, donde se espera que cada persona en la Organización tome su trabajo como si fuera el gerente de su propia empresa (su ámbito de actuación y sus resultados), pero para lo cual cuenta con los medios puestos a disposición por su Organización.

Si una persona es responsable sobre el resultado de su trabajo, su impacto, lo congruente es entregarle la autoridad para que pueda desempeñarlo de acuerdo a su conocimiento, experiencia y competencias. Es decir, te doy la responsabilidad de obtener unos resultados, y para eso, en tu desempeño te entrego la autoridad para que, de manera congruente a esa responsabilidad, puedas lograrlo como tú estimes. Algo tan sencillo como este criterio de madurez profesional, es sin embargo algo de lo que carecen de manera importante muchas Organizaciones.

Y finalmente libertad creativa. Porque avanzar significa arriesgar, y arriesgar significa experimentar. Así como la responsabilidad y la autoridad hablan de ámbitos conocidos, la libertad creativa habla de innovación, y de avance.

Por eso en Concéntricos, identificamos claramente dos ámbitos de exigencia de resultado, y por lo tanto de desempeño:
a) Un 80% de tu trabajo debe estar orientado a la obtención de resultados “basales”, aquello que se espera de tu puesto, aquello que se espera que ocurra todos los días en tu “tienda”. Para ello la organización pone a tu servicio todos sus recursos humanos y materiales. Pero en este ámbito los resultados deben estar asegurados al 100%, porque es la zona conocida, la zona en la que nos manejamos con soltura, y, aunque exigente, es sin duda la zona donde podemos desplegar nuestra responsabilidad y autoridad plenamente. Esta responsabilidad individual no significa trabajar solo, significa, lo vimos en el módulo dos, trabajar en colaboración abierta, pero con la consciencia de que este ámbito de la función es nuestro core y por lo tanto nuestra principal responsabilidad.

b) Un 20% de nuestro trabajo deberá estar orientado a la innovación, al avance, a hacer las cosas de manera diferente, para abrir nuevos ámbitos, u obtener resultados diferentes. Y es en este ámbito donde debe desplegarse la libertad creativa, el aprendizaje abierto, las estructuras líquidas, donde el riesgo no sólo está en la proyección de los resultados, sino en los resultados mismos. Porque este ámbito admite la no consecución del logro, porque como quiera que no se consigan los resultados, las personas, y la Organización, aprenden y por lo tanto ganan. Si además se logran los resultados, obtenemos el doble éxito, aprendizaje e impacto. Y así vamos ampliando nuestra zona basal, al incorporar en el desempeño cotidiano, los logros de la innovación.

De manera concéntrica, trabajar con responsabilidad y con autoridad en nuestra zona de cotidianeidad, en nuestros objetivos basales, genera un movimiento armónico y constante empujado por la motivación intrínseca y el reconocimiento. Trabajar desde la libertad creativa, nos permite arriesgar, innovar, explorar, sabiendo que la Organización pone a nuestra disposición no sólo los medios, sino también la incertidumbre de cualquier zona de aprendizaje. Eso sin duda acelera la velocidad de la rueda, y la expande.

Carlos Piñeyroa Sierra