Dialogar

Publicado en el Periódico de Aragón en Diciembre 2016

Nuestros políticos no se entienden… en nuestro trabajo, a veces, o muchas veces, según cada cual, no nos entienden,…en nuestra familia a veces tenemos la impresión que, pese a compartir adn, nadie nos entiende,… Conversar, dialogar, es algo que aprendemos de manera natural, pero seguramente es una actividad que es susceptible de mejora…

Vivimos en un mundo en el que la dialéctica, el arte de dialogar, ha sido absorbido por la velocidad a la que vamos y por la tendencia a la polarización que experimentamos. La velocidad nos impide la reflexión, buscamos permanentemente la adhesión a nuestras posiciones, con un criterio de eficiencia absurdo que impide la profundización no sólo en las posiciones del otro, sino en las nuestras propias. La polarización a veces es consecuencia de esa velocidad, y en otras, de una incultura manifiesta que habla de verdades únicas, cuando lo cierto es que la verdad, siempre es poliédrica.

El arte de dialogar es el arte de encontrar espacios comunes que permitan seguir avanzando. La experiencia personal me ha llevado a la máxima de que cuanto más profunda es una conversación, mayor capacidad de encuentro se produce, por muy separadas que estén las posiciones iniciales, y cuanto más superficial es, mayor es la tendencia a la polarización y la eficiencia (en este caso expresada como obtener el máximo beneficio, con el menor esfuerzo).

Necesitamos aprender a dialogar, necesitamos recuperar el sentido de lo profundo, para no surfear sobre los argumentos del otro, sino entenderlos, comprenderlos, indagarlos, y encontrar, si fuera el caso, el espacio común. Hemos confundido dialogar con tener razón, y precisamente esa es una de las causas del no diálogo. Aprender a dialogar implica un desaprendizaje humilde de lo asumido como normal en nuestra vida, pero sin duda será un camino que nos ayudará a ser mejores personas, en singular y en plural. ¿Dialogamos?

Carlos Piñeyroa Sierra

@carlospineyroa