Vivir lo inesperado. Olvidar la seguridad de lo cotidiano. Sentirnos capaces, incluso en la fragilidad y la vulnerabilidad. Recibir lo inesperado como un don, como un regalo, porque seguro, seguro, que nos hace crecer. Salir de las comodidades. Aprender. Sentir la necesidad de aprender. Y saber que no lo haces solo, que aprender siempre es en relación con los demás: un libro, una conversación, un proyecto, …implican siempre la compañía del otro/a. Vivir lo inesperado. Buenos días, buenas tardes, buenas noches. Que tu día o noche te traigan retazos de vida inesperada, que te muevas en la cuerda floja de lo que sea, porque tienes capacidad, mucha, para vivir, para vivir lo inesperado.
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