Ya van casi para 41…quedan apenas siete días…buen tiempo para retomar el contacto contigo que estás a ese otro lado. Buen momento para recuperar el sentido de las pequeñas cosas, como este pequeño portal…sí portal, como el rellano de una casa, como esos portales que en verano se llenan de sillas con el único objeto de conversar…el valor de las pequeñas cosas, no hay más. por eso estoy aquí de nuevo, para huir de lo grande, de lo exitoso, de lo conocido, para acercarme a lo popular, a lo cercano, a lo que provoca el roce. Ven, siéntate en este portal, a la fresca de la noche de verano, hablemos, conversemos, vamos a echar unas risas y vamos a tocarnos, a rozarnos, a mezclarnos. Ahora que llega la noche (para mí) me siento en mi portal y reflexiono sobre el valor de las pequeñas cosas en mi vida…y son tantas…soy tan rico…hace ahora un año descúbrí la amistad de dos personas espectaculares, Pepe y Paqui, en Argentina, ya hace un año de aquello y parece que fue ayer, pero el regusto de aquellos 15 días aún llega al rellano de mi portal… ahora y siempre el encuentro con mis amigos de toda la vida sigue siendo el placer de compartir una copa, una charla, un momento, una paella, un… y el placer de la familia, de los pequeños momentos, de una cena, de una risa, de un cuadro…y los pequeños momentos, los retazos de vida en Madrid, la sorpresa vivida, el encuentro, la complementariedad, la vida,…y las pequeñas cosas no vividas pero que en el calor de la amistad pueden ser compartidas, como los días que desde mañana julián y compañía compartirán en la playa, sin mí, pero conmigo…
El valor de las pequeñas cosas, no quiero más, que tengo suficiente, que soy rico, de momentos, de vida, de alegría, de ternura, de amor, de humanidad…
Buenos días, buenas tardes, buenas noches, ahí donde estés, llénate de pequeñas cosas 😉
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