En medio del desánimo, en medio de la dificultad, en medio del negativismo que nos inunda…en medio del dolor para mucha gente, en medio de la amargura, en medio de la sorpresa por el punto al que hemos llegado…en medio de todo esto, reclamo, digo, sugiero…quizás es tiempo de actuar, quizás ha llegado el tiempo para la esperanza…
Es evidente y constatable que todo o casi todo ha cambiado o cambiará. Y es evidente y constatable la sorpresa, el desánimo, la tristeza, porque el cambio de todo o casi todo ha sido a peor. Y es evidente y constatable que la gente ha salido a la calle para protestar, para mostrar la indignación, para evidenciar su oposición al fondo y la forma del cambio.
Pero si seguimos en la rutina de la protesta, si continuamos engordando la lista de nuestros desánimos, si perseveramos en la proliferación y propagación de la mala noticia,…seguiremos en la senda del desánimo, del desaliento, de la rabia y de la indignación. Sin más, y sin menos.
Pero yo al menos, desde hace un tiempo me siento cansado. Estoy cansado y soliviantado. Estoy cansado de la protesta permanente y de que la única o casi única acción que nos mueve sea la protesta y el enfado. Y creo, sinceramente, que podríamos dirigir nuestros esfuerzos, además de a la protesta, o a la constatación de los duros cambios, a intentar por la vía de nuestra propia acción a actuar, a generar aunque sólo sea en nuestra proximidad, acciones que nos hablen de actividad, de construcción, de creación .
Es tiempo de actuar, es tiempo para la esperanza, es tiempo de romper la inercia de la protesta, que por sí sola sólo lleva a la indignación, a la rabia, a la desolación…y orientar toda esa energía a la acción, a la actividad, a la creación, a levantar peldaños que nos hagan salir del pozo sin fondo en el que parece que estamos arrastrados por una marea de negativismo y de queja permanente.
Sé que muchos/as pensaréis que puede ser una huida hacia adelante, pero de verdad creo que es tiempo para la acción, lo evidente y constatable no por mucho repetirlo cambiará, es necesario pues recuperar la esperanza, que no es otra cosa que el sueño y la meta compartida, y desde ahí recuperar la creencia en una sociedad que evidenciando lo evidente, no arroja la toalla, no sólo se lamenta, sino que construye con la misma fuerza con la que consume en elevar su voz. Sí, es tiempo de actuar porque sí, ha llegado el tiempo para construir esperanza.
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