Artículo publicado en Heraldo de Aragón en Sección Opinión Tribuna en Junio 2020
Veo con asombro como en prácticamente todos los foros convocados sobre las consecuencias del Covid-19 apenas hay un enfoque dirigido a las nuevas preguntas que esta pandemia nos trae como sociedad y como Humanidad, mientras que, muy al contrario casi todos los foros se lanzan en picado a la propuestas de soluciones y respuestas para el día 1 dC (después del Covid19). Y no puedo evitar tener la sensación de que nos estamos haciendo trampas al solitario, queriendo que las viejas respuestas sirvan, apenas con un pequeño retoque estético, a las nuevas preguntas….sin antes haberlas formulado…
Las preguntas son esenciales en nuestra vida. En innovación y en mediación, dos ámbitos profesionales en los que me muevo, las preguntas, el arte de preguntar, es esencial. En innovación hay un dicho que afirma que “lo importante no son las respuestas, sino las preguntas que haces” porque según preguntes, así serán las respuestas, y por lo tanto tu capacidad de encontrar aquello que no es evidente o probable a primera vista, depende de tu capacidad para indagar. En mediación, algunas escuelas como la Escuela Circular Narrativa de Marinés Suares, la gestión del conflicto se hace siempre partiendo de la base de que la realidad es poliédrica, y el intento de (re) construir la verdad, sólo puede pasar por la aceptación de una realidad que se construye en base a la indagación a todas las personas en conflicto. Es desde esta realidad comprendida y construida entre todos que se puede practicar la acción transformadora que toda gestión de conflictos supone.
Estamos corriendo el riesgo de obviar este proceso esencial de preguntar. Estamos corriendo el riesgo, una vez más, de buscar soluciones lo antes posible que, arrojadas sobre nuestra más que evidente vulnerabilidad manifestada con esta pandemia, nos impida recordar que, precisamente esa fragilidad, nos habla de lo que fuimos, o creímos ser, pero que ya no somos. Pero nos puede la prisa, nos puede más el temor al vacío existencial de la pregunta, que la falsa seguridad de que, una vez más, con nuestra habitual soberbia, podremos, como siempre, darnos certezas, cualesquiera que estas sean, ciertas o no. Pero quien cree que todo lo sabe, no deja lugar al aprendizaje, y quizás estos tiempos post pandemia, si algo reclaman de nosotros es aprender, y aprender es preguntarse una y otra vez.
Poco o nada podemos esperar de la Comisión de Reconstrucción que se ha organizado en el parlamento español, donde, ya lo vemos, no es que no haya preguntas, es que las respuestas son viejas, caducas, y alejadas del verdadero problema que vivimos como país. Poco o nada podemos esperar de una Unión Europea o de una ONU que ante la mayor crisis mundial del siglo XXI, más allá de la gestión sanitaria y económica de emergencia, no ha tenido ninguna capacidad de acción para convocar una cumbre mundial social, política y económica que indague sobre lo que realmente nos ha pasado. Así que sólo nos queda una sociedad civil, nacional, europea, mundial, que está una vez más, en la obligación de parar para reflexionar, de parar para preguntarse honestamente qué ha pasado, cuáles son las causas, cuáles son las consecuencias actuales y futuras, y como poder gestionarlas.
Sólo nos quedan las preguntas. No es fácil hacerlas, pero si las obviamos, corremos el riesgo de crear la ficción de que estamos respondiendo. Pero no lo hacemos, simplemente estaremos justificando una acción que nos tranquiliza la conciencia, apretados, como estamos, por el temor y las prisas de nuestro propio vacío. Y entonces entraremos en bucle, de haber invertido tiempo y esfuerzos en algo que no es capaz de sanar y de hacernos aprender, porque fue incapaz de escuchar, de reflexionar, de articular las preguntas adecuadas. Porque, recuerden, según preguntes, así serán las respuestas, y de la misma manera que hay fake news, no lo duden, hay fake questions.
Carlos Piñeyroa Sierra
Director de Conversaciones e Innovación abierta Grupo Init. Free Lance en Innovación en Dirección de Personas.