Artículo publicado en seccionémoste La Tribuna de Heraldo de Aragón en Octubre 2025
Hace unos días el que, supuestamente, es el líder de la mayor potencia económica del planeta, decía expresamente que “odia a sus adversarios”. Esta persona es un referente para millones de americanos, pero su discurso tampoco es ajeno a lo que ocurre en otros continentes. Si partimos de la premisa de que política es dialéctica en aras del bien común, la palabra y el acuerdo devienen consustanciales a la misma. Pero si el punto de partida es el odio al adversario, difícilmente será posible tal acuerdo, porque la predisposición condiciona todo lo que viene después. La predisposición, esa “cosa” tan importante y determinante en las negociaciones, a la que muy poca gente presta atención, como es el inicio de las mismas, la energía con la que entras en sala, las intenciones que te mueven, el mapa mental que te has creado, lo que piensas del otro, lo que visualizas respecto de lo que ocurrirá,….
Traigo esto a colación porque, como ya he comentado en otras ocasiones en esta misma tribuna, dialogar, negociar, llegar a acuerdos no es fácil, no lo aprendemos de manera natural, sino que requiere de nosotros un cierto aprendizaje. Dejar en manos de lo eventual la posibilidad de que como ciudadanos lleguemos a acuerdos, es, a mi juicio, y desde mi experiencia, pueril.
Hace veinte años, en Zaragoza, en Aragón, personas que veníamos de la pastoral penitenciaria y de la intervención social con jóvenes creamos la asociación ¿hablamos?, asociación para la mediación penal, penitenciaria y gestión de la convivencia en Aragón, con el ánimo de llevar el diálogo al ámbito de los juicios penales y la prisión, y con la enorme esperanza de cumplir el aforismo jurídico de “quien puede lo más, puede lo menos”, es decir, que si éramos capaces de llevar el diálogo a lo más difícil, como es lo penal, la sociedad podría avanzar en el uso de la palabra en lo menos, es decir en las paces de cada día.
Veinte años en los que hemos viajado a Argentina, hemos recorrido toda España, hemos publicado libros, informes, artículos científicos, hemos producido documentales, hemos, obviamente, mediado penal y penitenciariamente no sólo en Aragón sino fuera también de nuestra comunidad autónoma, hemos formado a miles de personas en universidades, escuelas, administraciones públicas…siempre con el ánimo de acreditar, para quien nos quiera escuchar, que el valor de la palabra nos humaniza.
Toda esta vida en torno a la palabra, al diálogo, a la mediación sigue viva en nuestro quehacer diario, y ello a pesar de que las autoridades e instituciones aragonesas sigan mirando para otro lado (y no será por no invitarles a la participación en ese diálogo penal, penitenciario y de gestión de la convivencia). Por eso hoy, permítanme, que como presidente de esta Asociación, que nunca ha recibido el reconocimiento de las autoridades (el diálogo y la palabra muchas veces incomodan), aunque sí de la sociedad a la que servimos (víctimas, victimarios, personas presas, familias de las víctimas, …), traiga aquí el nombre de las muchas personas que a lo largo de estos años han formado parte de este servicio a la ciudadanía, hecho desde la profesionalidad (como quien profesa lo que hace, no necesariamente cobra por ello), el altruismo, y una vocación de servicio a la sociedad que para sí la quisieran muchas personas de la clase política actual. Traigo aquí los nombres de estas personas, con la expectativa de que cuando se lean puedan articular una sonrisa cómplice. Personas, cada una de las cuales merece el reconocimiento vivo de esta Comunidad Autónoma y esta ciudad: Pili, Pilar, Susana, Sara, Rosalía, Elena, Mariana, Teresa, Jorge, Jordi, Paula, Pedro, Carmen, Ana, Nubia, Marta, Cris, y María Cristina.
Veinte años no es nada, eso decía la canción, nosotros seguiremos veinte años más, en la palabra, en el acuerdo, en el consenso, en la mediación, y en el diálogo. Gracias por tanto, tantas veces.
Carlos Piñeyroa Sierra
Presidente de la Asociación ¿hablamos?, asociación para la mediación penal, penitenciaria y gestión de la convivencia.