Siento como si te hubieras ido y te debiera algo… siento como si no hubiera tenido tiempo de despedirme… o bueno como si sí lo hubiera tenido pero otras cosas me entretuvieron. No dudo en absoluto que lo sabías, y lo sabes, que te quiero desde lo más profundo de mi corazón. Desde hace ya unos trece años cuando yo fui director de Pastoral Penitenciaria y tú eras esa extraordinaria mujer jubilada que iba a dar todo su tiempo a las personas presas y a quienes estábamos en aquella tarea, surgió una chispa especial entre los dos, que ha fraguado a lo largo de todos estos años algo más que una amistad. Ayer en tu funeral una persona me decía “te quería un montón, te quería como a un hijo” y esa era nuestra relación, una relación familiar, de cariño y amor profundo. Hemos vivido de todo a lo largo de estos años, los problemas y las alegrías de aquella pastoral, y todo el cariño y soporte que me has dado en los raticos buenos y malos de mi vida personal y profesional.
Para recordarte todo lo que muchas veces no podía decirte por falta de tiempo, todas las navidades te enviaba un centro de flores, y por cada flor un beso enorme. Para recodarme todo lo que muchas veces no podías decirme por falta de mi tiempo en visitarte, me llamabas todos mis cumpleaños, siempre el día anterior para anticiparte, para ser la primera. Hace ya un par de años me dijiste que no te enviara flores a la nueva residencia porque no dejaban tener plantas en la habitación, y aún así te las mandaba y tú rápidamente las bajabas a la capilla. El año pasado para no crearte problemas, no te las mandé y te llamé para ir a verte, pero no pudo ser…
He aprendido mucho contigo María Jesús, he aprendido lo que no te puedes imaginar, y todo lo que he aprendido de ti son cosas pequeñas, pequeños detalles, pequeños gestos, …que ahora que me faltan me doy cuenta de la enorme vida que albergaba cada uno de esos gestos. Tú, lo sabías y estoy seguro que ahora recoges de cada uno de nosotros esos trocitos enormes de agradecimiento por haber formado parte de nuestra vida…
Y ahora miro mi vida, y veo que voy rápido, muy rápido, y quizás los pequeños detalles llenos de vida plena se me pasan, no alcanzo a cogerlos porque voy demasiado rápido o demasiado pendiente de mí…por eso para mí, y para todos y todas sólo deseo que miréis a vuestro alrededor porque aunque la vida está llena de buenas cosas, las esenciales, las que valen, vienen de las personas más sencillas, más desapercibidas,…y seguramente más mayores, a las que nuestros tiempos, nuestras velocidades, dejan a un lado del camino, esperando tener la oportunidad de regalarnos esas perlas de vida. Porque llega el día, inexorablemente, en que esas personas ya no están y entonces sólo queda recoger, y cuanto más hayas vivido y compartido, más podrás recoger y aprender. Luego es tarde, muy tarde…
María Jesús, te he querido con todo mi corazón desde que te conocí, y te sigo queriendo. Un besico enorme.
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