Publicado en Periódico de Aragón en Octubre de 2015
Esto no será pacífico, lo sé. Uno de los libros más vendidos en España es el de Belén Esteban, el programa más visto de la televisión española es Sálvame, y el periódico más leído Marca.
Nos embrutecemos. Estamos llegando a niveles de embrutecimiento insospechados. Somos lo que comemos. Somos lo que respiramos. Somos lo que vemos, leemos, compartimos.
El teatro, la danza (extraordinarias declaraciones el mes pasado de Nacho Duato con ocasión de su presencia en Madrid), la literatura, y el cine son Cultura. La cultura nos ensancha, nos hace crecer personalmente y como sociedad. Quién no ha salido del teatro, del cine asombrado por la belleza de un espectáculo, queriendo estar a solas con uno mismo, para alimentar el alma, para darle el placer de degustar lo visto o aprehendido. Y sin embargo, la cultura se grava inexplicablemente como si fuera una actividad económica más, cuando en realidad es alimento para el espíritu, razón suficiente para no ser gravada sino estimulada.
Todas las televisiones son concesiones públicas, también las privadas. Y sin embargo asistimos sin complejos a una pauperización de la programación en busca de mayores audiencias (mayor publicidad contratada, ergo dinero a raudales) apelando a lo más bajo y zafio, en vez de dirigir los medios hacia un ocio cultural. Presentadores agriados, guionizados, hipócritas, escupen diariamente bazofia que alimenta a millones de españoles.
Nuestro sistema educativo se convulsa cada cuatro años por reformas partidistas, cuya finalidad siempre es “ganar” en vez de “compartir”, y así obtenemos una educación no congruente, no compacta, que va dando vaivenes y cuyo resultado son jóvenes desorientados y con poca capacidad de decisión, con la pequeña excepción de aquellos que deciden emprender el camino de su búsqueda vital propia y su propia formación.
Cultura, Educación, Medios de Comunicación. O cambiamos, o nos embruteceremos hasta la animalización.
Carlos Piñeyroa Sierra
@carlospineyroa