Desigualdad

Publicado en Periódico de Aragón en Enero 2015

Me ofrece el Periódico de Aragón asomarme a este balcón de Negocios una vez al mes. Me estreno con un tema acuciante para mí: la desigualdad.
No digo nada nuevo si afirmo que la desigualdad centra el debate mundial, tanto por el estudio de Thomas Piketty (El capital en el siglo XXI) como por las diferentes intervenciones de jefes de gobierno y de Estado en cumbres internacionales (como en Davos donde se consideró el reto del siglo XXI). Sin embargo, paradójicamente (o no) no centra el desarrollo de las políticas de esos gobiernos.
En Europa la mayor fuente de desigualdad procede sin duda de la ausencia de empleo y de ingresos derivados del mismo para millones de personas. El origen se sitúa en un sistema económico que ha sido más beneficioso para el capital y la especulación que para el trabajo.
España no es ajena a esta realidad. Según Intermón Oxfam (IO) el 1% de los más ricos de España tienen tanto como el 70% de los ciudadanos y tan sólo 3 individuos acumulan una riqueza que duplica con creces la del 20% más pobre de la población. ¿Las causas?, IO apunta: el fundamentalismo de mercado y la captura política por las élites, que resulta en leyes hechas a la medida de los intereses de unos pocos. Por su parte el VII Informe Foessa de Cáritas nos recuerda que en 2014 el 25% de los españoles se encuentra en situación de exclusión de los cuales cerca de un 40% se halla en situación de pobreza severa.
En Aragón la situación no es mejor. Según Cáritas una de cada cinco personas, se ve afectada por procesos de exclusión: 255.000 personas que forman parte de 83.000 hogares. De éstos, casi 31.000 se encuentran en la exclusión más severa.
Es evidente pues que nos encontramos en una espiral de la que es difícil salir. Pero quiero significar algo que me parece importante: en el año 2008 el VI Informe Foessa nos advertía de cómo en los 10 años de mayor crecimiento de la economía española en toda su historia, el periodo comprendido entre 1998 y 2008, un 16% de la población estaba en situación de pobreza relativa, y un 4% en pobreza severa tanto. Es decir, en nuestra mejor etapa no supimos establecer un modelo que distribuyera más equitativamente la renta y aminorase la desigualdad.
La pregunta es si los nuevos datos que aporta nuestro Gobierno respecto de la mejora de la situación macroeconómica implican un cambio de sistema. Y ahí, me temo que no hemos sabido aprovechar el momento de crisis para reinventarnos, y que el término “recuperación” volverá a perpetuar las enormes grietas que nuestro modelo económico tenía y tiene en términos de desigualdad. Por mucho que se les llene la boca en signo contrario a nuestros responsables políticos y económicos.
Carlos Piñeyroa Sierra