Artículo publicado en la sección de Opinión de Heraldo de Aragón en Diciembre 2020
El 40% de las personas presas en España están en prisión por delitos contra la propiedad, el 20% por delitos contra la salud pública (menudeo de droga fundamentalmente) y el 40% restante responde a un perfil heterogéneo de tipología delictiva. El 9% son analfabetos funcionales, el 1% son analfabetos totales, y aproximadamente el 30% son inmigrantes sin red social propia. Este perfil, en cifras gordas, es el invariable perfil de las personas presas desde hace ya muchos años, como acreditó en su día el libro “Mil voces presas” de Julián Ríos y Pedro Cabrera para toda España, y el magnifico estudio “La realidad penitenciaria en la comunidad autónoma de Aragón” de Cáritas Zaragoza para nuestro territorio aragonés. Nada nuevo sobre el horizonte: en prisión está el último eslabón de la pobreza, los últimos de entre los últimos (drogodependencia, analfabetismo, falta de empleabilidad, …), y sin quitar un ápice a la responsabilidad individual, la prisión sigue hablando de pobreza y de oportunidades en nuestra sociedad.
La Asociación ¿hablamos? surgió en 2005 para introducir precisamente un vector de diálogo en un mundo, el de la prisión y el de los procesos judiciales penales, que permitiera humanizar ese contexto penal. A través de los procesos de mediación penal (entre victimas e infractores de delitos) y mediación penitenciaria (entre personas presas en prisión) queríamos dar una oportunidad a la palabra, convencidos como estamos de que la palabra humaniza, y que hace crecer e incluso ser un motor de reinserción para salir de la pobreza.
El Covid 19 ha traído muchos efectos, algunos de ellos colaterales. Para las personas que estamos en libertad, la pandemia ha rebajado uno o dos niveles nuestro nivel de comunicación y relación: no podemos abrazar, no podemos tocarnos, e incluso hemos limitado las sillas en nuestra mesa compartida. En prisión la comunicación ya está de por sí y de forma cotidiana pre Covid rebajada unos cuantos niveles: las personas presas se comunican con sus familiares bajo autorización en locutorios o en vis a vis, y por teléfono bajo turno de cabina. La pandemia ha rebajado unos cuantos peldaños más esta comunicación mínima, hasta pauperizarla, ya que para muchos de ellos las comunicaciones han sido restringidas o suprimidas por motivos de seguridad sanitaria. La oportunidad de la relación, del contacto con el exterior, se ve deteriorada y con ella las posibilidades de reinserción. La comunicación de nuevo como un factor de inclusión o de exclusión, como una oportunidad que se da o no se da, y que marca el nivel de pobreza.
Desde la asociación ¿hablamos? nos hemos adherido a la Campaña Minutos de Esperanza de la Pastoral Penitenciaria de Aragón que propone comprar tarjetas telefónicas de 5€ para todas y cada una de las 2000 personas presas en Aragón durante estas Navidades. No nos sobra el dinero, trabajamos de puro altruismo, pero nuestro diálogo, nuestras conversaciones siguen siendo en abundancia, y creemos que es momento de dar, y no tanto de recibir. Sabemos que la palabra humaniza, y nos duele que la comunicación, la relación, se convierta también, por escasez, en un factor más de exclusión. Dialogar es el acto humano por excelencia, dialogar implica voluntad, pasión, intención,…hablar es el medio por el que nuestra realidad se dibuja, se construyen nuestras creencias y expresamos nuestro ser profundo. Hablar, dialogar, humaniza, y reinserta.
Haz que el diálogo, la palabra no cese,…porque la palabra nos humaniza. Ayuda a que los más pobres de nuestra sociedad puedan seguir hablando, y haz del diálogo una oportunidad para luchar contra la pobreza. ¿hablamos?.
NT: Campaña Minutos de Esperanza. ES47 2085 0138 3803 3034 2277
Carlos Piñeyroa Sierra
Presidente de la Asociación ¿hablamos? para la mediación penal, penitenciaria y gestión de la convivencia en Aragón