Artículo publicado en Heraldo de Aragón en Mayo de 2020 en la sección Opinión Tribuna
Existen diferencias claras entre la crisis financiera del 2008 y la crisis del coronavirus del 2020. La primera fue un fallo sistémico, un castillo de naipes que se nos cayó encima. La crisis del 2020 es una crisis que para la demanda por reclusión, pero en la que, una vez terminado el confinamiento, el consumo y la inversión tirarán de nuevo de nuestra economía. Podríamos decir que la crisis del 2020 es mucho más profunda que la del 2008, pero mucho menos duradera (el 8% que retrocedimos en el PIB durante cinco años desde 2008, es el mismo porcentaje que vamos a retroceder en apenas ocho meses).
Pero hay una diferencia esencial también en la crisis del 2020. Más allá de las necesarias medidas económicas adoptadas por el Gobierno de España, es la sociedad civil quien está sacando adelante esta crisis. Es la sociedad civil la que con rapidez y agilidad se está adelantando en dar respuestas que la estructura oficial creada no ha sido capaz de proveer. En tiempos de crisis el ser humano casi siempre saca lo mejor de si mismo, y esta crisis es una prueba palpable de ello. Ha sido y esta siendo una oportunidad para la innovación, tanto desde la iniciativa privada como desde la colaboración público-privada.
Esta reacción ha agitado las bases de lo que somos y lo que hacemos. Esa misma sociedad que reacciona va a demandar nuevas preguntas, y por lo tanto nuevas respuestas. Este tiempo de vulnerabilidad nos ha demostrado que las preguntas ya son otras, y que las respuestas que teníamos ya no valen porque obviamente las preguntas han cambiado.
Vulnerabilidad por un lado del ser humano, que frente a su arrogancia sobre la posibilidad de hacerse dueño de la vida (transhumanismo) y la muerte (eutanasia), se choca de bruces con un ser insignificante, el coronavirus, que le desprovee de su soberbia, y le aplana.
Vulnerabilidad por otro lado política. Políticos preparados para viejas preguntas, y con viejas respuestas aprendidas, aderezadas siempre con el cansino “y tú más”, políticos del pasado, que no sirven para la nueva realidad y las nuevas preguntas, que requieren de una profesionalidad y una capacidad de gestión muy lejos de su capacidad actual. Estructura política europea que retrata sus miserias con países europeos (Alemania y Francia) acaparando material por su cuenta, o adoptando, o mejor dicho, no adoptando decisiones a favor del bien común, por egoísmos y egolatrías norteñas, que han llevado al presidente portugués a calificarlas como “repugnantes”. Estructura política mundial, donde la globalización se retrata como un patchwork en el que al menor girón se descompone en pedazos, mostrando las debilidades de cadenas de suministro eternas, contaminantes, y ahora, oh casualidad, empobrecedoras, no sólo de los países de producción, sino de los países ricos que descubren su dependencia político económica para bienes de primera necesidad.
Vulnerabilidad económica porque un bicho más pequeño que una micra paraliza una economía mundial, y obliga a dotar la mayor reserva española, 200.000 millones de euros, para reparar el daño causado por tan insignificante ser. Nunca, nada, ni siquiera nuestro loable afán de luchar contra la emergencia climática, alcanzar los ODS, generar una economía tecnológica….nos había llevado a gastar semejante cantidad de dinero. Vulnerabilidad por ser reactivos, cuando desde hace años, lustros, ese dinero podría haberse usado en acciones propositivas…
Esta vulnerabilidad nos va a llevar como sociedad civil a demandar nuevas preguntas y por lo tanto nuevas respuestas. Es por esto que es fundamental que como sociedad a partir del 1dC (día uno después del coronavirus), exijamos a nuestra clase política que asuma esa vulnerabilidad como una oportunidad para repensar la Humanidad desde lo político, económico y lo humano. Esto no va de derechas e izquierdas, esto va de reprotagonismo de la sociedad civil donde encomienda a los agentes públicos y privados una nueva manera de pensar. Esto va de la sociedad porque es la propia Humanidad lo que está en juego.
Carlos Piñeyroa Sierra
Director de Conversaciones e Innovación abierta Grupo Init. Free Lance en Innovación en Dirección de Personas.